Cómo afectan a las uñas las soluciones hidroalcohólicas

¿Notas que tus uñas se han vuelto frágiles o agrietadas desde que empezó la crisis por coronavirus? Si éste es tu caso, podría ser debido al aumento de la frecuencia de lavado de las manos y también, al uso de productos de higiene. Lee con atención este post para saber qué medidas tienes que adoptar para mejorar su estado y recuperar su fortaleza.

Lavarse las manos con agua y jabón o con soluciones hidroalcohólicas ha pasado de ser algo necesario a imprescindible como medida de protección individual frente a la infección por COVID-19.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que lavarse las manos puede reducir entre un 50% y un 65% el riesgo de contraer infecciones, y por ello recomienda desinfectarse las manos con una solución hidroalcohólica durante 20-30 segundos o lavárselas durante 40-60 segundos con agua y jabón.

Sin embargo, la higiene excesiva y el uso continuado de soluciones hidroalcohólicas puede provocar reacciones en la piel, como la dermatitis irritante, en la que se observa sequedad, irritación, picazón e incluso, en algunos casos, grietas y sangrado.

Las uñas, a menudo las grandes olvidadas, tampoco se escapan de padecer estas lesiones por un uso excesivo de soluciones hidroalcohólicas, que provocan cambios de aspecto, de consistencia y de color. La escisión de las uñas u onicosquisis, en la que las uñas se astillan horizontalmente y por capas, desde el borde, y la grieta o rotura de la uña u onicorrexis, en la que las uñas se astillan verticalmente, son las dos lesiones que modifican el aspecto de las uñas.

Una dieta equilibrada y una manicura adecuada, junto a la aplicación externa de ingredientes hidratantes y de emolientes protectores, que formen una película lipídica sobre la superficie de la uña, evitarán la pérdida de agua y protegerán las uñas frente a agresiones químicas diversas.

Evitar el contacto con detergentes y disolventes agresivos y resecantes permitirá proteger las uñas, pero, si esto no es posible o conveniente, deberá utilizarse un producto aislante de efecto barrera-protector.

Las uñas están formadas por unas 150 capas superpuestas de queratina, una proteína de estructura fibrosa, rica en azufre, que es la que da solidez a la uña. El azufre, junto al silicio, son dos minerales básicos para la salud ungueal, esenciales para el crecimiento de la uña.

Aquellos productos protectores que contribuyan a la incorporación de estos ingredientes a la uña, y que ejerzan un efecto barrera frente a los detergentes y disolventes agresivos y resecantes, favorecerán el crecimiento normal de las uñas, las fortalecerán, las restaurarán y reminalizarán, reducirán sus grietas y las hidratarán, lo que permitirá mejorar su aspecto y recuperar unas uñas sanas y funcionales, tanto como órgano del tacto como órgano prensil, que protejan las yemas de los dedos y que nos permitan rascarnos cuando algo nos pique o deleitarnos con las sonidos del rasgueo de cualquier instrumento de cuerda.